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El arte para seguir educándonos
El síndrome de Stendhal puede que se haya convertido en un referente romántico y dicen que puede producirse en cualquier lugar donde haya concentración de belleza, arte; pero a veces sucede.
En la secundaria tenía una hora a la semana de educación artística, la profesora nos puso en contacto con la música clásica y los pintores más importantes de la historia. En mi cuaderno de pintura deben hacer quedado reinterpretaciones del arte de la cueva de Altamira, y copias de autor de algunas de las pinturas más representativas del siglo XX.
En el museo Reina Sofía, en una de sus salas al empezar, una pintura de Kandinsky para empezar y luego Miró. Lo que había visto en mi libro de texto, estaba allí, "vivo".
El regalo de emociones que trascienden tu cotidiano, creo, es algo que niños y niñas no deben perder y qué decir de la adolescencia. El sistema educativo y las propias familias tienen ese reto. Claro, no solo remitirnos a lo clásico, como decía César Vallejo: Todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él.
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