LA ROSA BLANCA
Los hermanos Scholl, me fueron presentados por la televisión pública, un documental previo y luego La rosa blanca, los últimos cinco días. Jóvenes que estaban integrados en el sistema, para poder acceder a la universidad; pero cada vez con mayores reservas hasta que fueron vencidos por sus valores, entre ellos que el ser humano es sagrado.
En el documental se preguntaba a un representante de los empresarios por qué apoyaron a los nazis, el respondió que pensaba que sería muy efímera su presencia en la política; pero no contó con lo que supondría el trabajo esclavo en la economía, lo que finalmente alargó en el tiempo su presencia en la historia.
Pareciera que la esclavitud, ya sea, marcando con hierros candentes, números/código de barras fuera necesaria, en los procesos económicos, humanos. De alguna manera, la forma en que ha sido creado el relato de la historia hace pensar este ha sido el único camino de la humanidad.
Cuando iba al colegio, el relato sobre grandes civilizaciones, se basaba en los ejércitos que consolidaban el poder y generaban el proceso de expansión de dicha cultura. Pero existen, en la actualidad, descubrimientos que indican horizontes culturales avanzados sin vestigios de armas de guerra; pero sí sorprendentes avances tecnológicos que hicieron posible una agricultura muy desarrollada.
Nosotros y los otros, todas las categorías de los otros que justifican los cuadros de nuestra historia, de nuestro presente. Cuando la información va reduciendo la importancia de la vida, afortunadamente hay una rosa blanca.
Un grupo de jóvenes juzgado por el aparato nazi de la Alemania gobernada por Hitler. Si hubieren permanecido mudos mirando hacia dentro, no habrían perdido sus privilegios. Cuando la historia nos repite que son las jóvenes podemos mira el presente y a Sophia
Un grupo de jóvenes juzgado por el aparato nazi de la Alemania gobernada por Hitler. Si hubieren permanecido mudos mirando hacia dentro, no habrían perdido sus privilegios. Cuando la historia nos repite que son las jóvenes podemos mira el presente y a Sophia
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