Aquí encontrarás, parte de lo que llama mi atención, sin fronteras personales, profesionales, ni humanas. Músicas, artes, plásticas, derechos humanos, políticas públicas, cooperación al desarrollo, un poquito de ciencia y todo lo viajado. Bienvenida, bienvenido.
Toda nuestra humanidad resuena y no puede quedar apartada de actos de vida. Somos iguales en dignidad y no somos la escoria que queda detrás de tanta postverdad.
A nuestro humano corazón la poesía, que nos sustrae y extrae de la mezquindad de las lentes que llevamos sin necesidad. Es posible ver.
La guerra no puede, no debe ser el último valor de las distintas sociedades que conviven en este siglo XXI de la era común. Muchos científicos sociales exponen que este momento en el mundo se parece tanto a los periodos previos de las llamadas guerras mundiales.
La vulnerabilidad de la ciudadanía que no porta armas, ni acciones en las bolsas sobre esas armas, quizás solo alguno que otra sea un asalariado que las fabrica pero simplemente ello, un precarizado más del pontificado de los mercados.
Nos dicen que desde siempre la humanidad prevaleció por que los más débiles, los imperfectos fueron defenestrados por la ventana que premiaba a los fuertes, Caín y Abel, el pez grande se come al chico, sólo los fuertes prevalecerán.
Las historias no nos permiten leer más allá de un solo mantra. El subtexto de nuestra humanidad es vetado en lo que llamamos inteligencia.
Pero siempre hay una Benjamina, aunque rara vez leamos lo que lo mejor de nuestra humanidad hace por la totalidad de personas.
Érase una vez......
Busquemos leer nuestra humanidad, a pesar de que cada día a las seis de la mañana nos lean la prima de riesgo, y no sepamos nada de nuestros primos y primas. Finalmente, es el amor, es el amor.
No existe mayor pasión que lo escrito enfrentado con edad de quien lee. Memorias de Adriano, durante unos meses quedaba atrapada en el primer folio, los 20 y al finalizar la convicción que mi carrera tendría que empezar por la periferia, y batalla a batalla llegar al centro, con el suficiente bagaje para superar a cualquiera. Todo podía estar en segundo nivel, mientras me lanzaba a por mi meta.
José Luis Sampedro terminó de romperme, al llevarme náufraga con su personaje y en ese pequeño islote: mirarme, dejar caer soberbias y descubrirme con todo en una isla desierta. Los valores se afinaron, y la Vieja sirena me llevó a las profundidades de lo ignoto de mi sima.
Martí Gironell me hizo mirar el puente de Zaha Sadid, admirando la innovación y el estudio de los saberes de los grandes arquitectos que levantaron el puente de Besalú, para que ninguna lluvia torrencial los llevara por delante.
En calles de Valencia puedes sentir la LLama de la sabiduría, Juan Francisco Ferrandiz nos DE VE LA una poderosa historia, llena de mujeres capaz de incendiar toda la historia oficial sobre nosotras.
Un buen vino de la D.O. Toro, una copa que nos arome el alma, mientras que nos sorprendemos con segundos de nieve; ah tango también, mucho tango. Son horas de papel impreso y de lo impreso en nuestros días.
La lengua materna es un patrimonio del que debemos aprehender los maravillosos mundos que nos describen, Matilda Koen Sarano es un ejemplo de un vida trabajando para que no se pierda.
Las Notas de Matilda – Kuento: El gato ande está?
Un día Djohá, antes de irse a su echo,
se fue al kasap, merkó dos kilós de karne i los trusho a su kaza. Le
disho a su mujer: “Toma esta karne i gízala, porké a la noche vo
retornar ambierto. Me kero gozar la komida.”
La mujer le disho: “Bashustuné! (Kon grande plazer)”
Djohá se fue a su echo, entonses la mujer yamó a sus amigas para pasar el tiempo, i djugaron i kantaron i les vino ambre.
La mujer de Djohá kitó la karne ke gizó i izo pranso grande. I se komieron toda la karne.
A la noche tornó Djohá ambierto. Le dize a la mujer ke apronte la meza, ke está ambierto.
Eya no save komo dizirle ke no ay karne. Le dize: “No demandes!… En aziendo yo los echos de kaza, el gato se komió la karne!”
Djohá bushkó el gato, lo apanyó i lo pezó. El gato pezó dos kilós.
Le disho Djohá a la mujer: “Si akí está la karne, el gato ande está?”