PARA PODER ESCUCHAR, PARA ESCUCHARNOS
En este momento, cual rescatistas en Ciudad de México, a la señal debiéramos callar, puede que de todo esto, haya vida y podamos encontrarla. Un espectáculo deplorable, pagado con los impuestos indirectos de todos, porque los directos son de unos pocos.
Yo quiero la vida, el respeto a la integridad de todos y todas, que los deseos y elecciones sean incluidos con el mismo valor. Que todos los porcentajes que salieron regresen al erario público, se precisa de capital inicial fuerte para reconstruirnos del terremoto del que recién vemos los efectos.