SIMPLE Y RÁPIDO
Cuando paramos ante un límite humano ante el cual podemos sucumbir, en ese instante, lo que hemos llamado nuestra vida aparece en retrospectiva; pero si esto le ocurriese a un grupo humano. Su propia dinámica demográfica va dando señales de inviabilidad, la concentración de sus bienes y recursos en un nivel de inequidad capaz de aplastarnos.
Frente al nivel de corrupción que nos interpela al limite de la propia humanidad, qué hacemos como especie vestida de ciudadanía y desnudada como consumidora. Nos ponemos como centro de toda reflexiøn o seguimos rindiendo nuestras capacidades a la contabilidad de tres o cuatro.
La corrupción de qué la alimentamos, será acaso de nuestra ausencia.
Fiscalizar lo que yo quiero que se haga. En lugar de un triste pseudoplan de gobierno.
Uno de mis profesores de penal había regresado maravillado de una estaancia de formación en Japón. El decía que la mayor impresión que tenía era haber constatado la brillante gestión en la recuperación de los dineros, bienes que había obtenido el delincuente.
Pongámonos como mínimo la recuperación de lo mal habido y desarrollemos una agenda propia que exprese nuestro propio respeto, mantengamos nuestra fuerza aunque nos silven.
La corrupción de qué la alimentamos, será acaso de nuestra ausencia.
Fiscalizar lo que yo quiero que se haga. En lugar de un triste pseudoplan de gobierno.
Uno de mis profesores de penal había regresado maravillado de una estaancia de formación en Japón. El decía que la mayor impresión que tenía era haber constatado la brillante gestión en la recuperación de los dineros, bienes que había obtenido el delincuente.
Pongámonos como mínimo la recuperación de lo mal habido y desarrollemos una agenda propia que exprese nuestro propio respeto, mantengamos nuestra fuerza aunque nos silven.