VUELVE A MÍ שובי אלי
Si vas solo esta noche/Las estrellas te acompañarán/Una brisa marina susurrará en tu corazón
Llena tu cuerpo/Y si pides la calidez de mi cuerpo/Saldré a la noche/Buscaré una estrella para iluminar mi camino
Si vas solo esta noche/Las estrellas te acompañarán/Una brisa marina susurrará en tu corazón/Llena tu cuerpo/Y si pides la calidez de mi cuerpo/Saldré a la noche/Buscaré una estrella para iluminar mi camino/Y él me llevará a ti
Vuelve a mí, vuelve a nosotros/Para ti, para nosotros dos/Vuelve a mí, vuelve a nosotros/Para ti, para nosotros dos
Si vas solo esta noche/Las estrellas te acompañarán/Una brisa marina susurrará en tu corazón/Llena tu cuerpo
Si vas solo esta noche/Las estrellas te acompañarán/Una brisa marina susurrará en tu corazón/Llena tu cuerpo/Y si pides la calidez de mi cuerpo/Saldré a la noche/Buscaré una estrella para iluminar mi camino
Vuelve a mí, vuelve a nosotros/Para ti, para nosotros dos/Vuelve a mí, vuelve a nosotros/Para ti, para nosotros dos
Shuvi elai, esta versión es de Avishai Cohen.
Una variación
Hace tiempo coincidí con una versión que se cantaba en la cuenca del Mediterráneo, posiblemente en la tierras de Sefarad, para recordar a los comerciantes, en sus largos viajes de años intercambiando productos, por las rutas comerciales de la edad media. La canción decía que también que el calor de algunos vientos recordaran el calor del amor de sus familias, que los guiaran las estrellas y los devolvieran sanos y salvos de travesías largas y onerosas en traslados. Donde las mujeres se quedaban con la gran responsabilidad de conservar los bienes familiares y mantener su valor, será quizás por eso muchas de esas mujeres fueron incluidas en la educación con que se dotaban a los hombres de aquella época. Por ello florecieron doctoras de la iglesia, entre los conversos y conversas de la época, o grandes banqueras como Graça Mendes
Hace tiempo coincidí con una versión que se cantaba en la cuenca del Mediterráneo, posiblemente en la tierras de Sefarad, para recordar a los comerciantes, en sus largos viajes de años intercambiando productos, por las rutas comerciales de la edad media. La canción decía que también que el calor de algunos vientos recordaran el calor del amor de sus familias, que los guiaran las estrellas y los devolvieran sanos y salvos de travesías largas y onerosas en traslados. Donde las mujeres se quedaban con la gran responsabilidad de conservar los bienes familiares y mantener su valor, será quizás por eso muchas de esas mujeres fueron incluidas en la educación con que se dotaban a los hombres de aquella época. Por ello florecieron doctoras de la iglesia, entre los conversos y conversas de la época, o grandes banqueras como Graça Mendes
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